Para entender cómo funciona el proceso de vacunación, es importante entender primero algunos conceptos, por ejemplo, ¿cómo funciona nuestro mecanismo de defensa ante las enfermedades?.
Empecemos por anticuerpos: “los anticuerpos son proteínas que produce tu sistema inmunitario como respuesta a una infección. El sistema inmunitario — que implica una compleja red de células, órganos, y tejidos — identifica sustancias extrañas en el cuerpo y ayuda a combatir infecciones y enfermedades”. (Clínica Mayo)
Seguimos entonces con el segundo concepto, los patógenos: “un patógeno es una bacteria, un virus, un parásito o un hongo que puede causar enfermedad” (Organización Panamericana de la Salud)
Las primeras barreras que enfrentan los patógenos para entrar a nuestro cuerpo, son la piel y mucosas, sin embargo, a veces lograr traspasarlos generando una infección. Es en ese momento que el sistema inmunitario se activa, luchando contra este organismo invasor, destruyéndolo o reduciéndolo.
Una vez que se produce el contagio, el sistema inmunológico queda entrenado para reconocer al patógeno que generó la infección en caso de nuevos “encuentros” y así es capaz de defenderse ante futuras infecciones, lo que se denomina inmunidad.
¿Cuánto dura la “memoria” del sistema inmunológico?
Ya sabemos que son los anticuerpos los que nos defienden de los patógenos; es decir, son los “soldados” del sistema de defensa de nuestro cuerpo. Sin embargo, esta inmunidad puede durar un tiempo limitado.
Dependiendo de diversos factores, no se puede asegurar que el sistema inmunitario siempre reconocerá a este agente externo o que se tenga una cantidad suficiente de anticuerpos para evitar que el contagio se repita.
Así lo muestran las evidencias en el caso específico del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, para el cual se han identificado casos de reinfección. Se sigue estudiando en ensayos clínicos la duración de la “memoria inmune” y confirmar si una infección con dicho virus en el pasado te protegerá de una nueva infección a futuro.
¡Llegaron las vacunas!
Otra forma de generar anticuerpos, sin haber entrado en contacto directo con el virus, es por medio de las vacunas. “Una vacuna es una sustancia que le enseña a tu cuerpo a reconocer a un invasor extraño, como un virus, y que suene una alarma para activar tu sistema inmunitario e indicar a tus células y proteínas que comiencen a combatir el virus.
El objetivo de una vacuna es preparar a tu sistema inmunitario para que pueda eliminar o controlar el virus en tu cuerpo, lo que podría prevenir una infección, o controlar que una infección se convierta en enfermedad. (Covid-19 Prevention Network)
¿Cómo lo logran?
La finalidad de las vacunas es que nuestro organismo reconozca al patógeno y pueda combatirlo para no desarrollar la enfermedad en el futuro. Esto se logra “enseñándole” cómo es el virus con fragmentos muy pequeños de virus o bacterias que han sido debilitados o destruidos, lo cual permite que el sistema inmunitario se “aprenda” el virus y genere los anticuerpos específicos para el mismo, llamados “anticuerpos neutralizantes”. De esta manera, nuestro cuerpo estará listo para reconocer y atacar al virus, evitar la infección y por ende, la enfermedad.
En el caso del COVID-19, las vacunas NO impiden el contagio, pero sí ayudan a que los síntomas de la enfermedad sean mucho más leves, lo que podemos confirmar hoy con las estadísticas actuales en comparación con las de inicios de la pandemia en 2020.
Entonces, respondamos la pregunta inicial,
¿Cómo saber si desarrollaste inmunidad luego de vacunarte?
Los anticuerpos neutralizantes son estos anticuerpos de alta especialización, que se “conocen” el virus SARS-CoV-2 y bloquean su ingreso a las células humanas.
Entonces, con el test de anticuerpos neutralizantes (NAb) se puede confirmar si estos anticuerpos específicos existen, y con ello confirmar si se ha adquirido inmunidad ante el virus.
¿Por qué vacunarse?
No solo te proteges tú, también proteges a los demás.